jueves, 25 de agosto de 2011

EL SER PRETENCIOSO (o algunos ejercicios literarios)

             
              En el quehacer literario (siempre quise decir eso), además de que he tenido unos grandiosos maestros, conté con interesantísimos compañeros y sobre todo con alumnos que me dejaron una grata impresión.
               Para estos últimos tuve que desarrollar algunos ejercicios para lograr nuestro objetivo. Sin más verborrea les dejo dos para empezar, ambos basados en obras de Jaime Sabines. Les recomiendo hagan la prueba.
               Para hacer el primero, debes empezar por elegir una palabra, una sola que te describa, o describa lo que sientes en este momento, por ejemplo: si te sientes alegre tus palabras a usar serian alegre(s) y alegría; si te sientes solo tus palabras a usar serian solo(s) y soledad. En la línea continua (________) colocas el adjetivo (solo(s)) y en la línea punteada (………) colocas tu emoción sin conjugar (soledad), cuando el texto exija el plural permíteme ayudarte colocando yo la “s” al final… espero se haya entendido, en fin, empecemos:

Los (________s)

Los (________s) callan.
El (……….……) es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los (________s) buscan,
los (________s) son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los (________s) andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al (……….……).

Les preocupa el (……….……). Los (________s)
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.
El (……….……) es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los (________s) son los insaciables,
los que siempre  -¡qué bueno!-  han de estar solos.
Los (________s) son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los (________s) no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los (________s) son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los (________s) salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el (……….……)
como una lámpara de inagotable aceite.

Los (________s) juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del (……….……).
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los (________s) se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los (________s) se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
  Jaime Sabines.
               No sabría exactamente si el maestro Sabines buscaba que su grandioso poema resultara en esto, pero bien funciona para entender domo la poesía es nuestra, al leerla se convierte en parte de nosotros. Aquí el poema “Los Amorosos” original:
Los amorosos

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre  -¡qué bueno!-  han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
Jaime Sabines.
               El segundo ejercicio es… diferente. La idea en este segundo ejercicio es interpretar. Un texto, sea cual sea (me atrevo a afirmar que esto incluye a los textos científicos pues la interpretación lateral o paralelas es lo que permite el desarrollo), tiene tantas interpretaciones como lectores. Por simple o directo que el texto parezca puede resultar todo lo contrario. También de Jaime Sabines el siguiente texto.
               El ejercicio consta en interpretar en su forma más torcida posible el poema mínimo de Jaime Sabines. Con torcido me refiero a lo más torcido posible, o sea, no nos vayamos por lo obvio, por lo “bonito” que pudiese resultar un texto, hagámoslo todo lo contrario, lo más diametralmente contrario que podamos. Al final mi interpretación torcida. Aquí el texto (es una sola línea o verso):
~
~
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~
Hay un modo de que me hagas completamente feliz, amor mío: muérete.
Jaime Sabines.

~
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~
~
~
               Pues bien, mi interpretación: el tipo es necrófilo, o sea, ama a la persona, si, por lo tanto el súmmum de ese amor pasional que siente por ella seria llegar a “hacer el amor” con ella y a la vez satisfacer dicha parafilia: la necrofilia. Para esto, obviamente, ella necesitaría estar muerta…
               ¿Pueden imaginar lo feliz que sería esta persona al encontrar todo lo que busca en el mundo, en otro ser? ¿Y se imaginan lo que pasaría al terminar la relación sexual y ella siga inerte? La pasión, el amor llevado a su extremo, a su completo, a lo total. Luego la tristeza, la desolación y hasta el arrepentimiento. Una línea que encierra los dos extremos del sentimiento humano más significativos en nuestro devenir cotidiano, en esta cotidianeidad…
Por F. Mictlantecutli Arriaga V.  

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