jueves, 9 de agosto de 2012

FIN DEL PLACER, HE DON(ADO)ISTO (Pt. II)

      

          Siempre he creído que soy bastante hedonista. Al parecer estoy en un error.

          Creo que el hedonismo no es obviamente el placer por el placer, sino que hay un “bien” más allá, casi he llegado a creer que la sabiduría es el hedonismo supremo, pero al parecer estoy rotundamente equivocado. Antes que nada vale la pena aclarar: soy hedonista no por la búsqueda de la sabiduría, me creo hedonista por el egocentrismo que le comparto al otro (sic).

          Estamos lo bastante grandecitos, al menos de ideas, como  para ponerme a explicar la etimología de hedonista y por lo tanto derivar en placer; sin embargo sí tengo que citar a los griegos, ellos están más grandecitos que nosotros.

          No me considero completamente a favor o en acuerdo ni con los Cirenaicos, ya que si bien mi placer está por encima del otro y aunque esto pueda causar placer al otro el fin será siempre mi placer. Hipócrita, mentiroso, hasta estúpido el que suponga lo contrario. Si leemos un poco de psicoanálisis el altruismo, que a grandes rasgos seria ayudar al otro “desinteresadamente” y por encima de sí mismo, es una patología. Vilmente una patología y de las destructivas para el Yo en perspectiva biológica y de masas. El ser altruista, podríamos decir, encuentra placer en la inmolación, en la divinización, en ser colocado en el pedestal con el argumento “es tan bueno(a)”; no es tan descabellado si lo analizamos un buen rato (un muy buen rato por favor, antes de criticar); el altruismo se rige bajo el principio del bien. El principio del bien es SER BUENO. Ser bueno se encuentra en el self, en si mismo ¿Quién, si no yo, es importante que sea bueno? Y eso me reporta placer si soy un ser altruista. Entre más madre Teresa, Gandhi o Cristo sea, más placer a mi ser de bondad y a mi ego y a mi yo. (Aquí no tocaré el placer que conlleva la aceptación social)

          Primer apología de mi discurso: no estoy en contra del altruismo, al contrario, aplaudo a los que tienen la capacidad de cargar con semejante patología, a veces mas autodestructiva que la patología que le siga, sería deseable que todos tuviésemos dicho “mal”, pero la ciencia y el pensamiento no habrían avanzado si todos estuviéramos cojeando de ese pie. Estoy en contra de los imbéciles que se creen buenos desinteresadamente, seamos realistas, aquel ser bueno busca una retribución, si quieren coméntenlo con la madre Teresa: quería el cielo, lo que es el bien máximo como recompensa en su religión, ¿no?

          Decía de los Cirenaicos, que suponen el hedonismo por encima de todos y desde mi perspectiva no lo es así, sería más correcto decir por encima a pesar de y por vía de los otros. Que tampoco me satisface al cien por ciento (no me es placentero concordar).



          Ni me considero completamente a favor o en acuerdo con los Epicúreos, pero también tienen lo suyo. Vamos, que promulgan el placer a través de una excitación sensorial, de los sentidos pues. También podemos decir entonces que Epicuro de Samos es entonces el padre de todos los vicios. Pues si y no. Lo es en medida que el hombre ha ido buscando las vías del placer en sustancias químicas, en diversiones banales y superfluas poco espirituales (sic) y otras vías más bien perversas y distorsionadas. Y no, porque los Epicúreos sostienen que el placer debe ser buscado sin dolor, o sin error, sin mediación del posible sufrimiento para alcanzarlo (aquí es donde los epicúreos y los cirenaicos chocaban). El placer solo puede ser alcanzado como equilibrio al dolor o al sufrimiento ya que este es, naturalmente, lo que nos mueve a cierto fin: el hambre nos mueve a alimentarnos, el sueño a dormir, el cansancio al descanso, hasta una necesidad de socializar es parte de la naturaleza humana que nos ha movido a generar lo que llamamos sociedades civilizadas. Por tanto aquí creo que los epicúreos se contradicen a sí mismos: la búsqueda del placer sensorial solo es viable a través de cierto sufrimiento.

          Segunda apología de mi discurso: el hombre tiene la “capacidad” de depurar elementos, esto tomando como referencia la ambición, que también es placentera en sí misma, por lo que hemos ido avanzando en la búsqueda del placer sin dolor a través de medios que terminan siendo dolorosos, a veces más que el dolor primigenio, por lo que dicha búsqueda de depuración se justifica a si misma al crear dolor… (Sic 3)

          Soy hedonista, pero más al modo de Erich Fromm (un gran “sic” para mi, que me considero poco Frommiano), donde postula que el placer es el resultado de la liberación de una tensión, de un elemento tensionante y entre mayor sea esta tensión el momento de la liberación es más placentero aún.

          Esto parece ser más una apología entonces para el masoquista y para los mártires. Pero no lo es tanto. Si vemos con lupa el mártir busca el sufrimiento con la esperanza de que acabará, pero se estanca en el camino. El mártir es una suerte similar, busca el sufrimiento con la promesa de la recompensa liberadora. Debería ser idealmente un orgasmo de proporciones épicas, bíblicas, descomunales ____(coloque aquí el adjetivo más adecuado según su placer)____.

          No. El problema con este punto es donde la sociedad ha ido degenerando, aún con temor a parecer conservador o mojigato. Yo soy parte de la degeneración por lo que puedo hablar con autoridad del tema.

          El ser humano social se perdió en el camino. El ser humano en su búsqueda del placer, porque todos somos hedonistas, llegamos al punto de creer que el camino era el placer. Por eso el masoquista, por eso el sádico y por eso tantas personalidades. Vamos en la búsqueda del placer per se y del placer sin sentirlo en donde debemos. El placer no está en los genitales ni en el cerebro. El placer para empezar es una idea. Como tal no está en ninguna parte. Pero creo que el placer, al menos, no está en la búsqueda del placer.



          El placer es entonces un tipo de idiotismo, un pendejismo. El placer dista demasiado de la sabiduría. Para la filosofía oriental lo insípido es el zen por excelencia (me baso en Françoise Julien). En su libro “Elogio de lo insípido” nos explica claramente que lo que está inclinado es, obviamente, no sabiduría. Lo dulce o lo amargo están en extremos opuestos, jamás en un equilibrio, por lo tanto no existe ahí sabiduría. Esto es para todo. El sabio no debe estar inclinado a ninguna parte, la sabiduría es por tanto aplacentera. Sin entrar en polémicas podríamos decir que un sabio no es bueno ni es malo, solo es. Por lo tanto un sabio no tomaría partido a favor o en contra de los nazis por ejemplo, tal vez tomaría partido sólo por sí mismo. El sabio, entonces es un desentendido, un desobligado, como todos los revolucionarios diría Baudelaire. No esperemos entonces que el sabio sea un filántropo. Me dan hueva los sabios por lo tanto si carecen de placer.

          Sin entrar en detalles, Pier Paolo Pasolini en su película “Salo o los 120 días de Sodoma” promulga: “No hay mayor placer que ser víctima y verdugo”. Frase que aún me tiene atrapado en parte por el enigma que me representa, pero mi inconsciente lo tiene resuelto, ya que se que todos los días, al obtener placer, de alguna forma somos víctimas y verdugos de alguien. Solo me falta llevarlo al plano completamente consciente para disfrutarlo en verdad. Por lo tanto estoy de acuerdo. Y a fin de cuentas, en una relación humana eso somos, por eso amamos tanto. Y por eso las relaciones enfermizas nos atrapan más que las equilibradas, nos da más placer el sentir la liberación de la tensión cuando intercambiamos roles continuamente entre victimizar y que nos victimicen, luego entonces también nos victimizamos. ¡Tres veces placer! Para un soltero como yo, soy lo peor de la aplacentero… (Después de todo, placer y placenta comparten raíz, la placenta era placentera, fuera de la placenta no hay placer, soy aplacentero, sin placer y fuera de la placenta [si me doy cuenta de esto soy mártir, por lo tanto me da placer este conocimiento, así llegamos al placer que encontramos en el dolor del insight, el placer del conocimiento que es dolor en estado cerebral])

          El mundo tergiversó la concepción del placer y lo convirtió en el camino del placer: si me drogo obtengo placer sin el dolor, pero el equilibrio busca a fin de cuentas el dolor, así que genero mi desgracia cuando pasar el efecto de la droga (dios me castiga por drogarme… jajajaja, era broma y tampoco me remito a todos los tipos de drogas); pero eso sí, el placer cada vez se vuelve más huidizo, así que cada vez se necesitan dosis mayores. El adicto al sexo es porque no siente tanto placer como el que practica el sexo tántrico. Aunque el tántrico huye a la consecución del placer, así que no sirve de nada tampoco. El placer, en nuestra sociedad decadente y casi apocalíptica, nos ha llevado al placer a medio camino.

          No quiero pregonar el retroceso a la civilización conservadora, pero sí señalaré algo en debate entre Michael Onfray y Éric Zemmour: sin la religión el placer hubiera sido menor, la ciencia hubiera avanzado menos, pero no por la religión en sí, sino por la prohibición que sirve de estimulo a los liberales y a los contestatarios. No es que Giordano Bruno haya sentido placer al ser quemado en la plaza de las flores, pero sostener sus ideas a pesar de la religión fue en base al placer del conocimiento y de la redención posterior, misma que logró. 

          Puntualizaré (otra vez): el hedonista se aleja de la sabiduría. Los Cirenaicos no son completamente hedonistas como tampoco los Epicúreos. Mientras que Fromm considera que el placer es una liberación de tensión y me convence casi por completo, me hace ruido y me gusta la idea de Pasolini: el máximo placer = verdugo/victima. Me agrada también la idea del placer por irresponsabilidad,  si no egocéntrica de Baudelaire. Y tanto Onfray como Zemmour parecen intentar ponerse de acuerdo en la medida de la necesidad de la represión como catalizador unas veces y otras generador de placer.


("The Kiss" Peter Witkin)


           Y aún no me remito a dos grandes exponentes: Freud y Schopenhauer.

          Del primero, Sigmund Freud, sólo puedo exponer lo que dice: el placer es en base a la economía de la psique: evitar el displacer; y se contrapone a las teorías tradicionalistas donde buscamos el placer, mencionando que el placer en realidad es lo que mueve nuestros actos en sí, o sea, si no obtuviéramos placer al actuar no actuaríamos. Es placer per se, en sí mismo por sí mismo, sin precursor o antecedente, por economía psíquica. Entonces, el mecanismo psíquico busca evadir el displacer, incluso desde el inconsciente. Jean Laplanche señala que si el placer genera el actuar desde el inconsciente el placer entonces se pierde también ahí. Además señala que Freud sólo aborda la postura previa de Fechner. A mí solo me queda agregar que al abarcar Freud la idea del placer-displacer le da pie a la idea de Fromm sobre el placer como resultante de la liberación de tensión/displacer.

          De Schopenhauer… Arthur Schopenhauer… el señor es un fatalista y un teórico del amor y la nada. Por lo tanto el placer consiste en evitar el hiato, la nada psicológica inexistente, el no esperar nada bueno y esperar todo lo malo, comer un sapo todas las mañanas, así lo que venga es menos desagradable y no esperar nada bueno nos dará placer en dos puntos: al obtener lo esperado y al obtenerlo en medida moderada.

          Para no seguir divagando sólo me queda un área por el momento: el arte. El arte no es una fuente de placer en sí y en general. Es igual que todo. Disculpen lo vago de la definición, pero así es, es tan vago; no podemos suponer que el arte es el bien máximo ni que el arte es una vía de sublimación que libera la tensión y nos da placer. Al menos no lo podemos decir desde el punto de vista idealista. Lo comentaré en dos apartados:

          1.- no todo el arte es placentero. Mientras que yo disfruto con una buena composición musical otra la considero ruido. Mientras que disfruto la literatura y la música puede que no entienda y no disfrute un comino de danza o de pintura. El arte no es placer; cierta actividad artística puede ser placentera para mí, no el arte en general. Suena obvio, pero no lo es, debemos aceptar entonces que no todo el arte nos otorga placer y empezar a delimitarnos para llegar a saber y conocer nuestro placer.

          2.- incluso una disciplina artística que me reporte placer no es en si EL placer. Pensemos rápidamente en los artistas atormentados, incluyendo a los que se han suicidado por lo atormentado de sus vidas sin lograr el placer en su actividad. No sólo en los transgresores, incluso en algunos conservadores y en otros vanguardistas incomprendidos. Vamos, el ejemplo más obvio: Van Gogh, se pueden oponer dos argumentos, al menos los que se me ocurren: su padecimiento era psiquiátrico y nunca logró vender más que un cuadro. Pues bien, la idea del placer es liberar tensión o reportar un bienestar, el arte de este pintor entonces no le trajo ninguno de estos dos elementos lo que desacredita al placer en el arte. Y el arte no busca ser reconocido o vender, el arte es un medio de comunicación además de sublimar. La venta es secundaria, más allá de que Van Gogh tuvo a su mecenas: su hermano.



          Por lo tanto, el hedonismo es algo banal, poco concreto o definible. El hedonismo no es sabiduría ni el placer lo es. No es la finalidad de la vida.

          El hedonismo es lo mejor y yo no soy hedonista, los hedonistas van a misa, son la sociedad y la socialización. El hedonista es la sociedad en sí en su construcción abstracta, no soy hedonista, lo que me aterra.

          (Para no hacer más largo y aburrido esto omití el placer de los sentidos como la comida… necesito una rica cena…)

Mictlán Arriaga V.