Siempre he creído que soy bastante hedonista. Al parecer estoy en un error.
Creo que el hedonismo no es
obviamente el placer por el placer, sino que hay un “bien” más allá, casi he
llegado a creer que la sabiduría es el hedonismo supremo, pero al parecer estoy
rotundamente equivocado. Antes que nada vale la pena aclarar: soy hedonista no
por la búsqueda de la sabiduría, me creo hedonista por el egocentrismo que le
comparto al otro (sic).
Estamos lo bastante grandecitos,
al menos de ideas, como para ponerme a
explicar la etimología de hedonista y por lo tanto derivar en placer; sin
embargo sí tengo que citar a los griegos, ellos están más grandecitos que
nosotros.
No me considero completamente a
favor o en acuerdo ni con los Cirenaicos, ya que si bien mi placer está por
encima del otro y aunque esto pueda causar placer al otro el fin será siempre
mi placer. Hipócrita, mentiroso, hasta estúpido el que suponga lo contrario. Si
leemos un poco de psicoanálisis el altruismo, que a grandes rasgos seria ayudar
al otro “desinteresadamente” y por encima de sí mismo, es una patología. Vilmente
una patología y de las destructivas para el Yo en perspectiva biológica y de
masas. El ser altruista, podríamos decir, encuentra placer en la inmolación, en
la divinización, en ser colocado en el pedestal con el argumento “es tan
bueno(a)”; no es tan descabellado si lo analizamos un buen rato (un muy buen
rato por favor, antes de criticar); el altruismo se rige bajo el principio del
bien. El principio del bien es SER BUENO. Ser bueno se encuentra en el self, en
si mismo ¿Quién, si no yo, es importante que sea bueno? Y eso me reporta placer
si soy un ser altruista. Entre más madre Teresa, Gandhi o Cristo sea, más
placer a mi ser de bondad y a mi ego y a mi yo. (Aquí no tocaré el placer que
conlleva la aceptación social)
Primer apología de mi discurso:
no estoy en contra del altruismo, al contrario, aplaudo a los que tienen la
capacidad de cargar con semejante patología, a veces mas autodestructiva que la
patología que le siga, sería deseable que todos tuviésemos dicho “mal”, pero la
ciencia y el pensamiento no habrían avanzado si todos estuviéramos cojeando de
ese pie. Estoy en contra de los imbéciles que se creen buenos
desinteresadamente, seamos realistas, aquel ser bueno busca una retribución, si
quieren coméntenlo con la madre Teresa: quería el cielo, lo que es el bien
máximo como recompensa en su religión, ¿no?
Decía de los Cirenaicos, que
suponen el hedonismo por encima de todos y desde mi perspectiva no lo es así, sería
más correcto decir por encima a pesar de y por vía de los otros. Que tampoco me
satisface al cien por ciento (no me es placentero concordar).
Ni me considero completamente a
favor o en acuerdo con los Epicúreos, pero también tienen lo suyo. Vamos, que
promulgan el placer a través de una excitación sensorial, de los sentidos pues.
También podemos decir entonces que Epicuro de Samos es entonces el padre de
todos los vicios. Pues si y no. Lo es en medida que el hombre ha ido buscando
las vías del placer en sustancias químicas, en diversiones banales y superfluas
poco espirituales (sic) y otras vías más bien perversas y distorsionadas. Y no,
porque los Epicúreos sostienen que el placer debe ser buscado sin dolor, o sin
error, sin mediación del posible sufrimiento para alcanzarlo (aquí es donde los
epicúreos y los cirenaicos chocaban). El placer solo puede ser alcanzado como
equilibrio al dolor o al sufrimiento ya que este es, naturalmente, lo que nos
mueve a cierto fin: el hambre nos mueve a alimentarnos, el sueño a dormir, el
cansancio al descanso, hasta una necesidad de socializar es parte de la
naturaleza humana que nos ha movido a generar lo que llamamos sociedades
civilizadas. Por tanto aquí creo que los epicúreos se contradicen a sí mismos:
la búsqueda del placer sensorial solo es viable a través de cierto sufrimiento.
Segunda apología de mi discurso:
el hombre tiene la “capacidad” de depurar elementos, esto tomando como
referencia la ambición, que también es placentera en sí misma, por lo que hemos
ido avanzando en la búsqueda del placer sin dolor a través de medios que
terminan siendo dolorosos, a veces más que el dolor primigenio, por lo que
dicha búsqueda de depuración se justifica a si misma al crear dolor… (Sic 3)
Soy hedonista, pero más al modo
de Erich Fromm (un gran “sic” para mi, que me considero poco Frommiano), donde
postula que el placer es el resultado de la liberación de una tensión, de un
elemento tensionante y entre mayor sea esta tensión el momento de la liberación
es más placentero aún.
Esto parece ser más una apología
entonces para el masoquista y para los mártires. Pero no lo es tanto. Si vemos
con lupa el mártir busca el sufrimiento con la esperanza de que acabará, pero
se estanca en el camino. El mártir es una suerte similar, busca el sufrimiento
con la promesa de la recompensa liberadora. Debería ser idealmente un orgasmo de
proporciones épicas, bíblicas, descomunales ____(coloque aquí el adjetivo más
adecuado según su placer)____.
No. El problema con este punto es
donde la sociedad ha ido degenerando, aún con temor a parecer conservador o mojigato.
Yo soy parte de la degeneración por lo que puedo hablar con autoridad del tema.
El ser humano social se perdió en
el camino. El ser humano en su búsqueda del placer, porque todos somos
hedonistas, llegamos al punto de creer que el camino era el placer. Por eso el
masoquista, por eso el sádico y por eso tantas personalidades. Vamos en la
búsqueda del placer per se y del placer sin sentirlo en donde debemos. El
placer no está en los genitales ni en el cerebro. El placer para empezar es una
idea. Como tal no está en ninguna parte. Pero creo que el placer, al menos, no está
en la búsqueda del placer.
El placer es entonces un tipo de
idiotismo, un pendejismo. El placer dista demasiado de la sabiduría. Para la
filosofía oriental lo insípido es el zen por excelencia (me baso en Françoise
Julien). En su libro “Elogio de lo insípido” nos explica claramente que lo que está
inclinado es, obviamente, no sabiduría. Lo dulce o lo amargo están en extremos
opuestos, jamás en un equilibrio, por lo tanto no existe ahí sabiduría. Esto es
para todo. El sabio no debe estar inclinado a ninguna parte, la sabiduría es
por tanto aplacentera. Sin entrar en polémicas podríamos decir que un sabio no
es bueno ni es malo, solo es. Por lo tanto un sabio no tomaría partido a favor
o en contra de los nazis por ejemplo, tal vez tomaría partido sólo por sí
mismo. El sabio, entonces es un desentendido, un desobligado, como todos los
revolucionarios diría Baudelaire. No esperemos entonces que el sabio sea un
filántropo. Me dan hueva los sabios por lo tanto si carecen de placer.
Sin entrar en detalles, Pier
Paolo Pasolini en su película “Salo o los 120 días de Sodoma” promulga: “No hay
mayor placer que ser víctima y verdugo”. Frase que aún me tiene atrapado en
parte por el enigma que me representa, pero mi inconsciente lo tiene resuelto,
ya que se que todos los días, al obtener placer, de alguna forma somos víctimas
y verdugos de alguien. Solo me falta llevarlo al plano completamente consciente
para disfrutarlo en verdad. Por lo tanto estoy de acuerdo. Y a fin de cuentas,
en una relación humana eso somos, por eso amamos tanto. Y por eso las
relaciones enfermizas nos atrapan más que las equilibradas, nos da más placer
el sentir la liberación de la tensión cuando intercambiamos roles continuamente
entre victimizar y que nos victimicen, luego entonces también nos victimizamos.
¡Tres veces placer! Para un soltero como yo, soy lo peor de la aplacentero… (Después
de todo, placer y placenta comparten raíz, la placenta era placentera, fuera de
la placenta no hay placer, soy aplacentero, sin placer y fuera de la placenta
[si me doy cuenta de esto soy mártir, por lo tanto me da placer este conocimiento,
así llegamos al placer que encontramos en el dolor del insight, el placer del
conocimiento que es dolor en estado cerebral])
El mundo tergiversó la concepción
del placer y lo convirtió en el camino del placer: si me drogo obtengo placer
sin el dolor, pero el equilibrio busca a fin de cuentas el dolor, así que
genero mi desgracia cuando pasar el efecto de la droga (dios me castiga por
drogarme… jajajaja, era broma y tampoco me remito a todos los tipos de drogas);
pero eso sí, el placer cada vez se vuelve más huidizo, así que cada vez se
necesitan dosis mayores. El adicto al sexo es porque no siente tanto placer
como el que practica el sexo tántrico. Aunque el tántrico huye a la consecución
del placer, así que no sirve de nada tampoco. El placer, en nuestra sociedad
decadente y casi apocalíptica, nos ha llevado al placer a medio camino.
No quiero pregonar el retroceso a
la civilización conservadora, pero sí señalaré algo en debate entre Michael
Onfray y Éric Zemmour: sin la religión el placer hubiera sido menor, la ciencia
hubiera avanzado menos, pero no por la religión en sí, sino por la prohibición
que sirve de estimulo a los liberales y a los contestatarios. No es que
Giordano Bruno haya sentido placer al ser quemado en la plaza de las flores,
pero sostener sus ideas a pesar de la religión fue en base al placer del
conocimiento y de la redención posterior, misma que logró.
Puntualizaré (otra vez): el
hedonista se aleja de la sabiduría. Los Cirenaicos no son completamente
hedonistas como tampoco los Epicúreos. Mientras que Fromm considera que el
placer es una liberación de tensión y me convence casi por completo, me hace
ruido y me gusta la idea de Pasolini: el máximo placer = verdugo/victima. Me
agrada también la idea del placer por irresponsabilidad, si no egocéntrica de Baudelaire. Y tanto
Onfray como Zemmour parecen intentar ponerse de acuerdo en la medida de la
necesidad de la represión como catalizador unas veces y otras generador de
placer.
("The Kiss" Peter Witkin)
Y aún no me remito a dos grandes
exponentes: Freud y Schopenhauer.
Del primero, Sigmund Freud, sólo
puedo exponer lo que dice: el placer es en base a la economía de la psique:
evitar el displacer; y se contrapone a las teorías tradicionalistas donde
buscamos el placer, mencionando que el placer en realidad es lo que mueve
nuestros actos en sí, o sea, si no obtuviéramos placer al actuar no actuaríamos.
Es placer per se, en sí mismo por sí mismo, sin precursor o antecedente, por economía
psíquica. Entonces, el mecanismo psíquico busca evadir el displacer, incluso
desde el inconsciente. Jean Laplanche señala que si el placer genera el actuar desde
el inconsciente el placer entonces se pierde también ahí. Además señala que
Freud sólo aborda la postura previa de Fechner. A mí solo me queda agregar que
al abarcar Freud la idea del placer-displacer le da pie a la idea de Fromm
sobre el placer como resultante de la liberación de tensión/displacer.
De Schopenhauer… Arthur
Schopenhauer… el señor es un fatalista y un teórico del amor y la nada. Por lo
tanto el placer consiste en evitar el hiato, la nada psicológica inexistente,
el no esperar nada bueno y esperar todo lo malo, comer un sapo todas las
mañanas, así lo que venga es menos desagradable y no esperar nada bueno nos dará
placer en dos puntos: al obtener lo esperado y al obtenerlo en medida moderada.
Para no seguir divagando sólo me
queda un área por el momento: el arte. El arte no es una fuente de placer en sí
y en general. Es igual que todo. Disculpen lo vago de la definición, pero así
es, es tan vago; no podemos suponer que el arte es el bien máximo ni que el
arte es una vía de sublimación que libera la tensión y nos da placer. Al menos
no lo podemos decir desde el punto de vista idealista. Lo comentaré en dos
apartados:
1.- no todo el arte es
placentero. Mientras que yo disfruto con una buena composición musical otra la
considero ruido. Mientras que disfruto la literatura y la música puede que no
entienda y no disfrute un comino de danza o de pintura. El arte no es placer;
cierta actividad artística puede ser placentera para mí, no el arte en general.
Suena obvio, pero no lo es, debemos aceptar entonces que no todo el arte nos
otorga placer y empezar a delimitarnos para llegar a saber y conocer nuestro
placer.
2.- incluso una disciplina artística
que me reporte placer no es en si EL placer. Pensemos rápidamente en los
artistas atormentados, incluyendo a los que se han suicidado por lo atormentado
de sus vidas sin lograr el placer en su actividad. No sólo en los
transgresores, incluso en algunos conservadores y en otros vanguardistas incomprendidos.
Vamos, el ejemplo más obvio: Van Gogh, se pueden oponer dos argumentos, al
menos los que se me ocurren: su padecimiento era psiquiátrico y nunca logró
vender más que un cuadro. Pues bien, la idea del placer es liberar tensión o
reportar un bienestar, el arte de este pintor entonces no le trajo ninguno de
estos dos elementos lo que desacredita al placer en el arte. Y el arte no busca
ser reconocido o vender, el arte es un medio de comunicación además de sublimar.
La venta es secundaria, más allá de que Van Gogh tuvo a su mecenas: su hermano.
Por lo tanto, el hedonismo es
algo banal, poco concreto o definible. El hedonismo no es sabiduría ni el
placer lo es. No es la finalidad de la vida.
El hedonismo es lo mejor y yo no
soy hedonista, los hedonistas van a misa, son la sociedad y la socialización. El
hedonista es la sociedad en sí en su construcción abstracta, no soy hedonista,
lo que me aterra.
(Para no hacer más largo y
aburrido esto omití el placer de los sentidos como la comida… necesito una rica
cena…)
Mictlán Arriaga V.