jueves, 28 de julio de 2011

FEMME-NISMO



                El feminismo ha degenerado. Bueno, en realidad nunca me empapé lo suficiente del movimiento como para saber qué proponía en su principio y en qué difiere hoy; sin embargo lo que si he visto es la situación actual de la mujer vs hombre. Nótese que lo digo sin ofender pero si con énfasis.

                Y es que en la actualidad no se habla o no se trata de una “igualdad”, sino de una superioridad. O si no de una superioridad si de una posición privilegiada. Recuerdo la preparatoria cuando un profesor (al que creí conservador, luego demostró lo contrario, pero eso es harina de otro costal) planteaba su postura al respecto: “si las mujeres quieren igualdad perfecto, pero igualdad plena, por ejemplo: en un camión si va una joven (mujer) y un anciano (hombre), el asiento deberá de ser ocupado por el adulto mayor, no por la joven.” Y es que la igualdad es eso: una desaparición de la caballerosidad.

                Aunque esto resulta, como todo, controvertible, es irreductible, ya que si utopizamos (sic) en el mundo de la igualdad nunca existió ese galanteo propio del hombre, si bien al contrario, podríamos casi idealizar un 50-50, donde la mujer al tener la libertad se brinca su, trabajada por siglos, feminidad y el hombre su ganada y bárbara masculinidad para caer en un estado indefinido, donde el hombre no es el único que galantea y la mujer no es la que debe de tener el ornato que hoy vemos y que a los hombres en realidad nos deleita.



                Vamos, casi ni quisiera explicarlo por lo obvio: el hombre es hombre con sus características debido a un curso natural de estas y de sus propiedades; en la naturaleza el macho es el que pelea y debe atraer a la hembra por una superioridad física (hasta ahí vamos bien), en el caso de los colores o despliegue de vistosidad, como en los pavorreales y otras aves, el oropel es de función doble: deslumbrar a la hembra e intimidar al contrincante (seguimos bien). La hembra es el trofeo, el premio al macho superior y por esta razón debe ser protegida (evitemos el punto de los insectos donde la hembra devora, que también tiene su paralelo homínido) y la hembra, aparentemente, acepta gustosa su papel; en los leones es lo más claro, la hembra completamente apta para la lucha no reta al macho.

                Ahora bien, yo no propongo que esto siga así, que seamos una especie “salvaje” (sic), sólo quería establecer una línea de desarrollo comparativa como la mayoría de las ciencias lo hacen (pretendo). El hombre, bueno, la especie humana supuestamente lleva una línea evolutiva acelerada en comparación con otras especies, aunque esto también sea muy dudoso. La idea es que esa parte de macho-hembra ya la superamos… otro supuesto… y lo digo así porque efectivamente, se supone que gracias a la lucha feminista se ha logrado una “igualdad” y no es así, es solo un supuesto. El hombre y la mujer siguen siendo dos entes con fondo social distinto.

                Aquí el problema y el punto del escrito es otra comparativa: antes el hombre no aceptaba ser igual a la mujer en cuanto a humano; hoy, el hombre sigue igual, pero la mujer se unió a esa postura: la mujer es superior que el hombre. Al menos desde la extremista del feminismo.



                Y claro, como hombre debo aceptar que las mujeres son mejores en ciertos aspectos que el hombre, así como el hombre es más apto para ciertas cosas que la mujer debido a una selección natural en ambos casos. Y con sus respectivas excepciones: el hombre se ha androginizado y la mujer se ha ido haciendo masculina… en algunos casos.

                Y es que pareciera que el movimiento feminista, como lo dije arriba, no busca la igualdad, busca la segregación. El hombre es hombre y ha sido un opresor, casi como un pleonasmo. La mujer ha sido oprimida y es hora de su liberación, lo que consiste, de acuerdo con muchas de las blasonas del movimiento feminista, en que si eres mujer debes de ser feminista y quejarte del maltrato de forma letánica o en caso contrario eres una traidora; ya no puedes decidir ser ama de casa, debes de tener una profesión y mostrarte superior al hombre en cada oportunidad. En casos aun más extremos el feminismo a degenerado en un “club de tobi”, como le decimos en México a los grupos de niños que no quieren estar con las niñas, pero, obviamente, son las mujeres que no quieren asociarse ni tener nada que ver con hombres, incluso, más allá de una elección de preferencia sexual, se deriva en una imposición de homosexualidad: no me gustan los hombres, generalizo y todos son malos, por eso mi pareja es otra mujer…



                Nuevamente: no critico una elección sexual, critico un extremismo, y para evitar malentendidos creo que lo ideal es ejemplificar: el racismo y la homofobia. En ambos casos se siguió un desarrollo en el que los grupos, llamados minorías, exigieron sus derechos y a medio camino (ya que aún creo que existe este tipo de discriminación), se volteó la moneda: algunas personas de color se predispusieron a “odiar” a los blancos; algunos grupos homosexuales no aceptan que se introduzca un heterosexual. Y esto, supongo, es solo una preconcepción, un generalizar al mundo. Así pues yo no critico la elección sexual, al contrario, aplaudo el poder tomar la libertad y decidir su inclinación, y en otros casos, experimentar y no lo repruebo: lo respeto. Pero ya como imposición por una terquedad… es como querer que el sol sea el centro del universo.

                Y es que las ideologías deben de ser flexibles y cambiar con el tiempo y la situación, si no caemos en la máxima oriental: el pensamiento es como el agua, si no fluye se estanca y se pudre.

                Retomando tema: el feminismo es una lucha encomiable, porque si, la mujer fue sometida cientos o miles de años, aunque no en todas las sociedades; sin embargo no hay que descarriarnos, no siempre fue el hombre el que la sometió, muchas veces fue la misma mujer y otras tantas se dio el ideal: la igualdad.



                La mujer es igual que el hombre y señalar continuamente esa igualdad me hace pensar que se busca separar. ¿Por qué no simplemente buscar una igualdad del ser humano pero desde el centro, no desde un bando? No señalar continuamente que la mujer es igual, sino señalar que todos, sea hombre o mujer, somos iguales. Que la lucha no busque imponer un día de la mujer y dejar el día del hombre para el 30 de febrero.

                Bien, supongo que la mujer actualmente necesita asociaciones que la apoyen para “aprender” que pueden y recibir ayuda de otras mujeres para crecer, pero que estos lugares no establezcan la lucha por la separación mujer - hombre como una obligación del sexo femenino. Que la mujer deje de ser la mártir de la historia; si bien “llegan” tarde al arte y a la política y a la sociedad en sí, ya no es el caso, hoy yo tengo la misma oportunidad que una mujer de mi edad y de mi situación. Si bien ella tiene más obstáculos porque la sociedad es machista, una persona con una situación socioeconómica inferior a la mía se encontraría en el mismo caso. Así que esto termina relativizando la situación: la mujer no es diferente del hombre, no hay que señalar eso, hay que señalar que el ser humano es igual que el ser humano y la situación la define primero donde nace, pero es todo, la situación de vida la definimos nosotros, sin que el sexo sea barrera o circunstancia.

                Otro ilustrativo ejemplo: a Simone de Beauvoir, intelectual francesa de mediados del siglo pasado, la atacaron las mismas feministas que usaron sus ideas como estandarte anteriormente, al salir su libro “La mujer rota”; Simone misma se lamenta de este ataque del que las mujeres activistas decían era una traición. Ese es mi punto: para las extremistas (y los extremistas) las ideas y los fines son inamovibles, no transformables ni evolutivos por lo tanto. Y como explicación Simone hace interesantísimas anotaciones sobre la amplia gama de posturas en la que un ser humano se encuentra durante su vida, o sea, si describe un fracaso no describe una vida de fracasos.

                Y en algunos casos nos lleva este extremismo a la mediocridad, ya que muchas pseudofeministas se creen activistas en línea correcta al crear, dirigir, promover o simplemente ser fans de programas de tv como “cosas de la vida” o “Laura en América” donde la idea es poner al hombre siempre como el “desgraciado”. Basta con ver el tema diario de estos programas, si bien es porque en nuestra sociedad al menos la principal consumidora de tv es la mujer, también crea una pseudoideologia y les alienta supuestamente a superarse y no dejarse de los hombres, etc…

                En fin, no busco que se termine el movimiento, al contrario, que se redireccione, no supongo tener el hilo negro porque solo tengo mi perspectiva, no soy solo queja, sino que propongo, así que dejo esto aquí para ver qué sucede… y espero no haber herido susceptibilidades, repito: busco una igualdad en el fondo, no una destrucción. (Y es que siempre he creído que la mujer es más inteligente que el hombre, su defecto, si este puede ser un defecto, es que también es más sensible y de ahí que el hombre tonto e insensible se ha aprovechado.)

Mictlan F. Arriaga V.

miércoles, 20 de julio de 2011

MARIPOSAS...

El pretexto sería la animación colocada al final: "Anatomía de una mariposa" de "Las doble a" Andrea Robles y Adriana Bravo... como sea, la idea es que me encantó su animación y lo pretexto para esta entrada sobre mariposas, letras, música y video.

La mariposa volotea
y arde —con el sol— a veces.

Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece.

Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Yo tampoco decía nada.
Y pasó el tiempo de las mieses.

Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.

Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.

Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.

Se va la mano que te induce.
Se va o perece.

Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.

El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.

Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, convalece.

Su lengua tibia me rodea.
También me dice: —Te parece.

La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.

Pablo Neruda.




Quisiera
hacer un verso que tuviera
ritmo de Primavera;
que fuera
como una fina mariposa rara,
como una mariposa que volara
sobre tu vida, y cándida y ligera
revolara
sobre tu cuerpo cálido de cálida palmera
y al fin su vuelo absurdo reposara
–tal como en una roca azul de la pradera–
sobre la linda rosa de tu cara…

Quisiera
hacer un verso que tuviera
toda la fragancia de la Primavera
y que cual una mariposa rara
revolara
sobre tu vida, sobre tu cuerpo, sobre tu cara.

Nicolás Guillén.

Ahora sí, la animación que inspiró y que inspira y que inspirará, felicidades a las autoras...:



Entrada por Mictlan F. Arriaga V.




sábado, 16 de julio de 2011

14 DE JUNIO DE 1986 Y BORGES

            "y entre citas de Borges Evita bailaba con Freud..."  

              De datos biográficos escribiré en su natalicio que se acerca, pero esta fecha que acaba de pasar se refiere a su deceso. Cosa que en un tipo como el señor Jorge Luis Borges (que no Borgues por mucho que un ex presidente lo quiera llamar así) seria difícil aceptar desde el punto de vista trascendental, ya que como todo gran escritor: no ha muerto. Y es que Iván Tubau tiene muchísima razón, cuando en su libro “Matar a Víctor Hugo” dice que a un gran escritor nunca se le deja descansar y lo peor, que si pretendemos interpretarlo es no dejarlo descansar por nuestra propia ignorancia y supone un gran peso a la memoria de este, que pierde por lo tanto su tamaño de artista y se convierte en objeto.

                Pero bueno, un personaje que escribe un relato basado en el Quijote a sus cinco años, empieza a realizar ensayos y antes de los diez también inicia su trabajo como traductor, sería imposible dejarlo descansar, ni ciego ni muerto.

                Tal vez su tartamudez lo hizo crear historias fractales, y más aun, el género, del cual su epitome seria, según aprendí: “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” de “Ficciones” 1944 en mi versión. La idea con las historias fractales es una historia dentro de una historia y la realidad como una historia, o algo así. Cuando leí esta narración, ya que no sé si podría llamarse cuento propiamente, pensé, en un momento, que era real lo que se narraba, demasiado real: casi corro a la biblioteca a buscar la enciclopedia inglesa: “la enciclopedia falazmente se llama The Anglo-American Cyclopaedia (New York, 1917) y es una reimpresión literal, pero también morosa, de la Encyclopaedia Britannica de 1902.” (¿Qué sentiría Bioy Casares de saberse parte de las historias de Borges sin un eufemístico pseudónimo? En realidad se supo parte de sus historias y lo aceptó gustosamente).

                Y ¿cómo no hablar de sus recurrencias ocurrentes? Esa fijación por los espejos tan suya y aberración por las relaciones sexuales: “Desde el fondo remoto del corredor, el espejo nos acechaba. Descubrimos (en la alta noche ese descubrimiento es inevitable) que los espejos tienen algo monstruoso. Entonces Bioy Casares recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres.” La insistencia de las bibliotecas, los libros, los sueños y los laberintos, pero todo con el lenguaje mas sencillo desde su punto de vista, ya que en un momento rompe con los oropeles del lenguaje para convertirse en un gran economizador, tal vez por eso no escribió nunca una novela.

                Ya en el plano literario tres posturas o tres a propósitos de la obra de Jorge Luis Borges. La primera es una reverenda idiotez desde mi punto de vista, de un escritor que creo que hace más ruido que literatura, abanderado por lo que él llama un movimiento “indie” dentro del quehacer literario, que de indie no tiene nada, pero no me meteré mucho en ese tema, ya será punto de partida en otro artículo. Pablo Paniagua. Escritor español radicado actualmente en la ciudad de Guanajuato, reconocible porque frecuenta los bares de la ciudad de las ranas por las noches con un morral cargado de sus libros que va mercando en dichos establecimientos y un botecito de agua pura, pues no toma. Figura delgada y ya pelo escaso (más bien rapado para disimular supongo), como los argumentos transcritos de la entrevista que tuvo. La cosa es que Ranaculta nos manda un correo de divulgación cultural en la que cada promotor envía su texto y la rana funge como enlace para todos los metiches en estos menesteres. El correo de Pablo se titula (¡¡bombo y platillos por favor!!): “Borges no estuvo a la altura de su obra...” y la publica Alejandro Acevedo el día primero de julio de este año.
               

                (Los puntos suspensivos son porque me quede sin palabras y más aún al leer el subtítulo: “En su última novela, el escritor español desmitifica al reconocido argentino” y es que no sé a qué se refiere con eso de “desmitificar”. Yo no he leído toda la obra de Borges, pero lo que si he leído me parece una genialidad y lo que no he leído me atrae como garantía de otra genialidad. Además los prólogos que escribió también me garantizan una gran y cuidada edición por parte de la casa editorial. Entonces aún no sé qué desmitifican, a menos que yo no sepa que decían que Borges era algo así como dios [poco dado a nuestros amigos argentinos, recordemos lo que decía el acaecido Facundo Cabral: “los Argentinos son unos soberbios pedantes hasta los 39 años; a los 40 son perfectos”] o un vampiro, y en la novela de Pablo nos demuestra que solo era otro humano con un gran bagaje cultural y humano después de todo)

                  (Y luego dicen que: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡“lo baja de su pedestal”!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!)…

                La verdad me da mucha risa lo que dice Pablo, así que mejor transcribo lo que llego por correo de su entrevista y no abuso de tanto signo de puntuación:

“`A partir del estudio de la obra de Borges, percibí que se repite en sus conceptos y estrategias narrativas, en sus trucos y artificios, y que si bien tiene cuentos muy buenos otros son bastante deficientes, y por esto su imagen de gran escritor es un mito que merece ser derribado para situar a Jorge Luis Borges en el plano real, con los pies sobre la tierra, y así darnos cuenta de que es un escritor sobrevalorado´, dijo.”

-"He de reconocer a Jorge Luis Borges como uno de mis maestros (en lo referente a su "pensamiento fractal"), pero me defrauda el hombre que no estuvo a la altura de su obra, además de otras deficiencias de estilo. Tengo admiración por Valle-Inclán e influencias de Gustave Flaubert, Franz Kafka, Henry Miller y Witold Gombrowicz, principalmente".

"`Creo obligado el ejercicio de la crítica para mejorar las cosas, y en el caso de México tengo claro que la mayoría de sus problemas devienen de la ignorancia que reside en gran parte de su población y de las malas prácticas de una clase política parasitaria, que sólo tiene afán por la lucha de poder y por el mantenimiento de sus privilegios, sin importarle, para nada, el bien de la ciudadanía´, señala.” (aquí, posteriormente y si las encuentro, pondré una serie de anotaciones sobre las opiniones que emite Pablo y que el escritor mexicano Pterocles Arenarius considera fuera de lugar, y yo estoy de acuerdo, Pablo llega y se nos presenta como un salvador de México)

"`Esta novela la redacté en cuatro meses y la corregí en dos, total seis meses, más las lecturas posteriores de cuatro lectores piloto que me apoyaron para afinar el texto definitivo.
Creo que toda obra de arte ha de tener un planteamiento conceptual (en este caso, fractal) y, en consecuencia, cierta carga estética, además de la obligatoria visión de estar, por lo menos, en su tiempo o más allá de él´, afirmó.”

"`El erotismo y el sexo son algo normal en la vida (aunque no para Borges), y por ello creo conveniente abordarlo en mis novelas, si no: ¿de dónde salimos todos los habitantes de este planeta? El sexo es el motor de la vida y por tal razón no tengo reparo en plasmarlo de la manera más original´, señaló.”


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Luego prefiero un texto publicado en “Letras libres” en el número 128 del año XI, agosto del 2009 (que por cierto, la revista la tienen en las bibliotecas públicas, chéquenla [al menos conozcan la biblioteca]) y titulado “Un poema en el bolsillo”, de Héctor Abad Faciolince, del cual, por razones de espacio, solo hare algunas anotaciones y les dejo el link para el articulo completo.

Inicia el artículo con la mención de la muerte del padre del autor, luego inicia con breves anotaciones sobre la misma y la situación que vivió en ese entonces, pero curiosamente, durante todo el texto no registra muchos datos que pudieran desviar la intención inicial del autor de escribir sobre su experiencia con lo que serian, al parecer 5 poemas “inéditos” del argentino.

Colombiano el autor, de prosa muy legible, sencilla e interesante, no lo veo pretencioso, si tal vez un poco rígido, pero infinitamente mejor que él antes mencionado Pablo. Es un divague sobre un poema que encuentra en el bolsillo de su padre asesinado, poema que se asegura es de Borges. Luego de varios intentos por llegar al fondo y dilucidar su autenticidad, que lo llevan a varias decepciones, llega a la conclusión de… así dejémoslo, mejor lean el artículo, aquí el link:


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                Ultimo texto de esta primer parte: Antoni Fernández Ferrer, en la misma referencia del texto anterior, en el artículo titulado “Borges y sus ‘precursores’” nos lleva a conocer algunos antecedentes de sus historias, antecedentes literarios de una línea directa que no podemos suponer plagiaria, sino versionada.

                Así llegamos a los textos de William Somerset Maugham y Kurd Laßwitz. Al final, yo agradezco al más grande de los escritores argentinos sus referencias y sus textos.

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                Borges tenía una idea un tanto negativa de los mexicanos, y del mundo en general, y una gran admiración por varios escritores mexicanos, pero consideró a Alfonso Reyes (grandes amigos ellos) “el prosista supremo”. Admiraba a Ramón López Velarde y Octavio Paz, tenía grandes amistades dentro de la literatura mexicana, se hizo enemigo de Oliverio Girondo por un lio de faldas, anticomunista, racista, de opiniones en temas mundiales poco acertadas… bueno, eso va para la parte dos…     

"Yo soñé esta mañana que me moría"

Por Mictlan F. Arriaga.

sábado, 9 de julio de 2011

LA BIBLIOTECA UNIVERSAL

LA BIBLIOTECA UNIVERSAL
Por Kurd Laßwitz



–Siéntate de una vez, Max –dijo el profesor Wallhausen–, de verdad que no hay nada para tu revista entre mis papeles. ¿Qué te pongo, vino o cerveza?

Max Burkel se acercó a la mesa y levantó las cejas circunspecto. Después, dejó caer confortablemente su fornida figura en la butaca y dijo:

–En realidad, me he vuelto abstemio. Pero cuando viajo… Ya veo que tienes una espléndida cerveza Kulmbacher… Muchas gracias, señorita… ¡Ya no más! ¡Buen provecho, viejo amigo, estimada amiga! ¡A su salud, señorita Briggen! Es muy agradable poder estar de nuevo contigo. Pero no hay remedio: tienes que escribirme alguna cosa.

–Por el momento no tengo ni idea. Además, ya se escriben demasiadas cosas superfluas y, por desgracia, se imprimen también.

–Eso es algo que, desde luego, no tienes que decírselo a un abrumado redactor como yo. Podemos preguntarnos qué es, entre todo eso, lo superfluo. Acerca de lo cual, público y autor tienen opiniones distintas. Y alguien como nosotros siempre escribe lo que la crítica cree superfluo. Estoy encantado –y se frotó las manos con placer– de que mi sustituto tenga que sudar aún tres semanas más.

–Me asombra –comenzó la señora de la casa– que usted todavía tenga algo nuevo que publicar. Creía que ya se había agotado casi todo lo que se puede componer con las pocas letras de que usted dispone.

–Eso es cierto, señora Wallhausen, pero la mente humana es inagotable.

–En repeticiones, querrá decir.

– ¡Pues sí, gracias a Dios! –Sonrió Burkel–. Pero también en cosas nuevas.

–De todos modos –añadió el profesor–, con las letras la Humanidad puede llegar a expresarlo todo: experiencia histórica, conocimiento científico, imaginación poética, enseñanzas de la sabiduría. Al menos, todo lo que puede expresarse con el lenguaje. Pues nuestros libros transmiten, de hecho, el conocimiento de la humanidad y conservan el tesoro que la labor del pensamiento ha acumulado. Sin embargo, el número de las combinaciones posibles de las letras de las que disponemos es limitado. En consecuencia, toda la literatura posible tiene que depositarse en un número finito de volúmenes.

–Mi viejo amigo, ya estás hablando otra vez más como matemático que como filósofo. ¿Cómo puede ser finito lo inagotable?

–Si me lo permites, voy a calcularte de inmediato cuántos volúmenes tendrá la biblioteca universal.

–Tío, ¿tan sabihondo te vas a poner? –preguntó Susanne Briggen.

–Pero, Suse, para una señorita que acaba de salir del colegio nada puede resultar demasiado sabihondo.

–Gracias, tío, pero sólo lo preguntaba para saber si tengo que ir por mi costura, porque ya sabes que con ella pienso mejor.

–Mira, lista, lo que tú quieres saber es si voy a soltar toda una conferencia. Pues no es lo que pienso hacer. Aunque podrías traerme del escritorio una hoja de papel y un lápiz.

–Trae también la tabla de logaritmos –añadió Burkel con irónica seriedad.

–No lo quiera Dios –añadió la señora de la casa.

–No, no, no hace falta –exclamó el profesor–; y no presumas tanto con tus labores de costura, Suse.

–Aquí tienes una ocupación más agradable –dijo la señora de la casa, y le acercó un frutero con manzanas y nueces.

–Muchas gracias –respondió Susanne cogiendo un cuchillo–, ahora sí que voy a poder con tus ideas más duras de pelar.

–Ya puede hablar, por fin, nuestro amigo –empezó el profesor–. Me pregunto lo siguiente: si somos concisos y si renunciamos a una representación especialmente estética por medio de los diferentes tipos gráficos y se cuenta también con un lector que no quiere que se le ponga todo demasiado fácil, sino que se fije nada más que en el sentido…

–Ese lector no existe.

–Pero supongamos que sí. ¿Cuántas letras se necesitarán para toda la buena literatura y para la popular juntas?

–Bueno –dijo Burkel–, si nos limitamos a las letras mayúsculas y minúsculas del alfabeto latino, a los signos de puntuación habituales, a las cifras, y no nos olvidemos de los espacios que separan las palabras, todo esto no sería mucho.



Susanne miró sorprendida apartando la vista del frutero.

–Me refiero al tipo de imprenta para el espacio en blanco con el que el cajista separa cada palabra y rellena los espacios que quedan vacíos. Aun así, no sería demasiado… ¡Aunque para los libros científicos, qué cantidad de símbolos tienen ustedes los matemáticos!

–Para ello nos ayudamos por medio de los índices, los números que colocamos arriba o debajo de las letras del alfabeto, como, por ejemplo: a0, a1, a2, etc. Además, necesitamos una segunda y tercera series de cifras del 0 al 9. Si con esto se pudieran representar caracteres de varios idiomas, mediante un adecuado consenso…

–Me da igual. Confío en que tu lector ideal sea capaz de eso. Por lo tanto, creo que no necesitamos más que alrededor de cien signos diferentes para expresar todo lo pensable a través de la escritura.

–Pero mira, ¿cómo queremos que nos salga de gordo cada volumen?

–Creo que se pude escribir bastante bien sobre un tema si se llena un volumen con quinientas páginas. Estamos hablando de una página de cuarenta líneas, con cincuenta tipos (incluidos, por supuesto, los espacios, los signos de puntuación, etc.). Así llegamos a 40 x 50 x 500 letras para un volumen de ese calibre, que dará… ¡Bah!, eso lo puedes calcular tú mucho mejor.

–Un millón –dijo el profesor–. Si de todas maneras se repiten nuestros cien signos, compuestos en cualquier orden como para llenar un volumen de un millón de letras, saldrá cualquier texto. Y si se piensa en todas las posibles combinaciones, que de esta manera pueden producirse de forma automática, se llega total y absolutamente a todas las obras de literatura que se hayan escrito o que podrán escribirse en el futuro.



Burkel le dio a su amigo una enérgica palmada en el hombro.

–Oye, pues me apunto a la biblioteca universal. Así ya tengo todos los volúmenes futuros de la revista perfectamente listos para la imprenta. Ya no he de preocuparme más por los artículos. ¡Lo cual es increíble para un editor, ya que supone excluir al autor del sistema empresarial! ¡La sustitución del escritor por la máquina combinatoria, el triunfo de la técnica!

– ¿Cómo? –Exclamó la señora de la casa–. ¿Está todo en la biblioteca? ¿También Goethe entero? ¿Y la Biblia? ¿Y las obras completas de todos los filósofos que han vivido hasta hoy?

–Y también todas las versiones que no se le hayan ocurrido a ningún humano. Puedes encontrar también todas las obras perdidas de Platón o de Tácito y sus traducciones. Incluidas las obras futuras de nosotros dos, todas las conferencias olvidadas, y también las que se han de pronunciar aún, y también, junto con el tratado general de la paz mundial, la historia de las subsiguientes guerras futuras.

–Y el libro con todos los horarios de los trenes del imperio, tío –respondió Susanne–. Justo tu libro favorito.

–Por supuesto. Y todas las redacciones escolares de alemán que hiciste en clase de la señorita Grazelau.

– ¡Ay, si hubiera tenido yo ese libro en el colegio! Porque me imagino que se trata de un volumen entero.

–Permítame, señorita Briggen –interrumpió Burkel–, no se olvide usted de los espacios. Cada uno de los versos más breves puede abarcar un volumen entero, de manera que lo demás queda vacío. Pero también puede contener las obras extensas; si no hay espacio suficiente en un volumen, simplemente buscamos su continuación en otro volumen.

–Cosa de agradecer a la hora de buscarlo –dijo la señora de la casa.

–También tiene su dificultad –respondió el profesor con una sonrisa, arrellanándose en su butaca y persiguiendo placenteramente el humo de su cigarro con la mirada–. Parecería que, para que la búsqueda sea más fácil, la biblioteca tiene que contener su propio catálogo…

–Pues…

–Sí, pero ¿cómo quieres encontrarlo? Aunque encontraras el volumen que estuvieras buscando, no habrías conseguido nada. Porque la biblioteca contiene no sólo los títulos correctos, sino también todos los posiblemente falsos y las signaturas.

– ¡Diablos! Es cierto.

– ¡Hummmmm! En eso hay un problema. Tomemos, por ejemplo, el primer volumen de nuestra biblioteca: la primera página está vacía, la segunda también, y asimismo, las quinientas páginas restantes. Es decir, es el volumen en que se repite el signo de espacio en blanco un millón de veces…

–Al menos no contendrá ninguna tontería –interrumpió la señora Wallhausen.

– ¡Todo un consuelo! Y el segundo volumen también está vacío, completamente vacío, hasta la última página, en cuyo extremo inferior se encuentra, como signo correspondiente a la millonésima posición, una tímida A. En el tercer volumen ocurre lo mismo. Sólo que la A ha adelantado una posición; y en la última posición está, de nuevo, el espacio en blanco. Y, de esta manera, la A se va moviendo hacia delante, de posición en posición, a lo largo de un millón de volúmenes, hasta alcanzar felizmente la primera posición en el primer volumen del segundo millón. Ya no hay nada más en este volumen tan interesante. Y lo mismo pasa en los primeros cien millones de nuestros volúmenes, hasta que los cien caracteres hayan recorrido todos su solitario camino de atrás hacia adelante. Lo mismo se repite con la AA, o con cualesquiera otros dos caracteres en cualquier posición. En un volumen hay únicamente puntos, y en otro sólo signos de interrogación.

–Bueno –dijo Burkel–, esos volúmenes sin contenido se podrían reconocer enseguida y eliminar.

– ¡Hummmm! Sí… Pero aún falta lo peor: cuando se ha encontrado un volumen de apariencia razonable. Por ejemplo, si quieres buscar algo en el Fausto y encuentras, efectivamente, el volumen con el auténtico principio. Y cuando ya llevas leído un trozo, aparece de pronto: “¡Abracadabra, nada por aquí nada por allá!”, o solamente “AAAAA”… O comienza una tabla de logaritmos, sin que sepamos tampoco si es o no correcta. Pues en nuestra biblioteca no está solamente todo lo correcto, sino también todo lo posiblemente erróneo. No puedes fiarte de los títulos. Quizás un volumen pueda empezar: Historia de la Guerra de los Treinta Años, y a continuación: “Cuando el príncipe Blücher se casó con la reina de Dahomey en las Termopilas…”

– ¡Oye, tío, cómo me gusta eso! –exclamó Susanne emocionada–. Hasta yo misma podría escribir esos volúmenes: si se ha de entremezclar todo, en eso soy una experta. Seguro que en la biblioteca también se encuentra el principio de Ifigenia que declamé así en una ocasión:



De nuevo en vuestras sombras, ¡oh trémulas frondas!,
Obedeciendo a la necesidad y no a mi propio impulso,
Voy a sentarme en este banco de piedra.

Si todo eso estuviera impreso, habría acertado y allí encontraría, sin duda, la larga carta que les he escrito y que casualmente se ha perdido cuando quería mandársela. Mika había colocado encima sus libros del colegio. ¡Mira qué lástima! – se interrumpió vergonzosa, quitándose su rebelde pelo castaño de la frente–. ¡La señorita Grazelau me ha dicho claramente que debo tener cuidado en no ponerme a hablar como una cotorra!

–Ahí sí que has acertado –la consuela su tío–. En nuestra biblioteca no sólo están todas tus cartas, sino también todas las exposiciones de clase que has pronunciado y pronunciarás.

– ¡En ese caso, prefiero que no edites la biblioteca!

–No te preocupes, los textos no están allí sólo con tu nombre, sino también con el de Goethe, y además con todos los nombres posibles de toda la gente que ha firmado. Por ejemplo, allí se encuentra también nuestro amigo con su firma tan concienzuda pero que figurará en artículos que contienen también todas las infracciones posibles que si se condenaran no bastaría toda una vida para cumplir sus penas. Ahí se encuentra un libro suyo en el que está escrito después de cada frase que es falsa y un volumen en el que se jura que es verdad después de cada una de las mismas frases…

– ¡Basta ya! –exclamó Burkel, sonriente–. Ya sabía desde el principio que querías tomarnos el pelo. Por lo tanto, no me subscribo a la biblioteca universal, ya que es imposible distinguir entre el sentido y el sinsentido, lo correcto y lo erróneo; y si voy a encontrar tantos millones de volúmenes que afirman que contienen la verdadera historia del imperio alemán del siglo XX, y que se contradicen todos entre sí, para eso ya sigo utilizando directamente las obras de los historiadores. Renuncio.

–Muy inteligente de tu parte. Pues menuda tarea con la que cargarías. No, no quería tomarles el pelo. No afirmé que tú podrías sacar alguna cosa útil, sino que se puede determinar con precisión el número de volúmenes que contiene nuestra biblioteca universal, en la que, junto a todo lo arbitrario, tiene que estar también toda la literatura significativa que fuera posible.

–Pues calcúlalo. ¿Cuántos volúmenes serán? – Dijo la señora Wallhausen–. De lo contrario, esta hoja blanca no te va a dejar en paz.

–Eso es muy sencillo, lo puedo hacer mentalmente. Sólo hay que pensar en cómo podemos fabricar la biblioteca. En primer lugar, ponemos una sola vez cada uno de nuestros cien caracteres. En segundo lugar, a cada uno le añadimos después uno de los cien caracteres, de manera que se formen cien grupos de dos caracteres cada uno. Cada grupo estará repetido, a continuación, cien veces. En tercer lugar, añadimos, por tercera vez, todos los caracteres, y tendremos 100 x 100 x 100 grupos por cada tres caracteres, etcétera. Y como disponemos de un millón de espacios por volumen, de esta forma llegamos a tantos volúmenes como indica el número que se obtiene cuan-do se pone cien elevado a la millonésima potencia. Y dado que 100 corresponde a diez por diez, se obtiene así lo mismo que si escribiera el diez elevado a la dosmillonésima potencia. Muy sencillo: un uno con dos millones de ceros. Aquí está: 12,000,000.



El profesor levantó el papel.

–Sí –exclamó su mujer–, ustedes se lo toman a la ligera. Pero escríbelo una vez completo.

–Ya me cuidaré de no hacerlo. Escribir eso me llevaría al menos dos semanas, sin parar día y noche; la cifra impresa tendría cuatro kilómetros de larga.

– ¡Puaf! –Exclamó Susanne–. ¿Y eso cómo se pronuncia?

–No tenemos un nombre. No hay ninguna forma que nos permita representarla de alguna manera. Tan colosal es esa cantidad, aunque sea finita. Las que se pueden considerar como las más enormes magnitudes no son nada en comparación con este monstruo numérico.
– ¿Cómo sería –preguntó Burkel–, si se expresara en trillones?

–Un trillón es un número bastante bonito, un millón de billones: un uno con dieciocho ceros. Pero aunque dividieras nuestro número de volúmenes por esta cifra, habrías borrado de los dos millones de ceros solamente dieciocho. De manera que tendrías un número con 1,999,982 ceros. Tampoco puedes concebir una cifra así… Espera un momento.



El profesor borroneó algunos números en el papel.

– ¡Ya me lo veía venir! –Dijo su mujer–, por fin se hacen cálculos.

–Ya está. ¿Sabes tú lo que significa esta cifra para nuestra biblioteca? Supongamos que cada uno de nuestros volúmenes tuviera dos centímetros de grueso y que los hubiéramos colocado en una fila, ¿qué longitud piensas que tendría la fila?

Miró triunfante cuando se callaron todos.



De repente dijo Susanne:

–Yo lo sé. ¿Puedo decírselo?

– ¡Adelante, Suse!

–El doble de centímetros que el número de volúmenes que tiene la Biblioteca.

– ¡Bravo, bravo! –exclamaron todos–. Eso está bien.

–Sí –dijo el profesor–, pero vamos a estudiarlo más a fondo. Ya sabes que la velocidad de la luz es de 300,000 kilómetros por segundo, lo cual significa aproximadamente 10 billones de kilómetros en un año, y eso equivale a un trillón de centímetros. Si nuestro bibliotecario corriera a la velocidad de la luz a lo largo de la fila de volúmenes, necesitaría dos años para atravesar el espacio de un trillón de volúmenes. Y para recorrer toda la biblioteca, haría falta el doble de años que trillones de volúmenes hay en ella. Eso significaría, como ya se ha dicho, un uno con 1,992,982 ceros. Lo cual me gustaría resumirlo de la manera siguiente: no se puede concebir ni el número de años que necesita la luz para recorrer la biblioteca, ni el número de los volúmenes. Y eso demuestra muy a las claras que se trata de un esfuerzo vano imaginarse esta cifra aunque sea finita.

El profesor iba a dejar el papel cuando Burkel dijo:

–Si las señoras me permiten un momento, quisiera hacer una pregunta. Tengo la sospecha de que has calculado una biblioteca para la cual no hay sitio en el mundo entero.

–Eso lo vamos a saber enseguida –precisó el profesor, y empezó de nuevo con sus cálculos–: Si metiéramos toda la biblioteca de forma que pusiéramos mil volúmenes en un metro cúbico, haría falta para contenerla todo el universo hasta las últimas nebulosas lejanas que resultan visibles, tantas veces que también esa cifra de los universos llenos de paquetes sólo tendría sesenta ceros menos que el uno con los dos millones de ceros, que es la cifra que alcanzan nuestros volúmenes. De cualquier manera, la cosa se queda en eso: no podemos aproximarnos, de ninguna forma, a esta cifra gigantesca.

–Ya ves cómo yo tenía razón en que era inagotable –dijo Burkel.

–De eso nada. Si le restas a la biblioteca ella misma, obtendrás un cero. Es finita y es, como concepto, muy claro. Lo sorprendente es sólo lo siguiente: escribimos con pocas cifras el número de volúmenes que contienen el aparente infinito de todas las literaturas posibles, pero intentamos asumir el contenido en nuestra realidad e imaginamos en particular, por ejemplo, que buscamos un volumen concreto de nuestra biblioteca universal, y así nos enfrentamos a una clara formación de nuestra propia razón como a algo infinito e inconcebible.
Burkel asintió seriamente y dijo:

–El intelecto es infinitamente mayor que el entendimiento.

– ¿Qué significan esas enigmáticas palabras? –preguntó la señora Wallhausen.

–Yo sólo creo que podemos pensar infinitamente mejor que lo que somos capaces de reconocer a partir de la experiencia. Lo lógico es infinitamente más poderoso que lo sensorial.

–Eso es lo sublime –apostilló Wallhausen–. Lo sensorial es, con el tiempo, efímero. Lo lógico es independiente del tiempo y universal. Y como lo lógico no significa otra cosa que el pensamiento de la humanidad misma, por eso tenemos este don intemporal mediante el cual compartimos las leyes perennes de lo divino, compartimos también el destino del infinito poder creativo. En ello radica la ley fundamental de la Matemática.

–Sí –dijo Burkel–, las leyes nos deparan la confianza en la verdad. Pero sólo podemos aprovecharlas en el instante en que llenamos su forma con una experiencia vivida. Es decir, cuando encontramos el volumen que necesitamos de la biblioteca.

Wallhausen asintió, y su mujer recitó en voz baja:

Pues con los dioses
no debe compararse
ningún humano.
Si se eleva
hacia arriba
y roza
con la coronilla las estrellas,
en ningún sitio se adhieren entonces
las inseguras suelas,
y con él juguetean
nubes y vientos.

–El gran maestro acierta –dijo el profesor–, pero sin la ley lógica no habría nada seguro que nos elevase sobre las piedras hasta las estrellas. No nos está permitido abandonar el suelo firme de la experiencia. No tenemos que buscar en la biblioteca universal el volumen que necesitamos, sino que debemos recrearnos en un trabajo serio y honesto.

–El azar juega y el intelecto crea –exclamó Burkel–, y por eso mañana vas a escribir todo esto a lo que has juga-do hoy, y me llevaré, pese a todo, el artículo.

–Ese favor sí que puedo hacértelo –dijo riéndose Wallhausen–, pero te aseguro que tus lectores pensarán que es algo sacado de los volúmenes superfluos… ¿Y ahora qué es lo que quieres, Suse?

–Quiero crear algo razonable –dijo ella con gravedad–. Yo llenaría la forma con la sustancia.

Y llenó de nuevo los vasos.


Texto: Kurd Laßwitz.
Traducción: Adelheid Hanke-Schaefer y Antonio Fernández Ferrer.
Música: Goodspeed you! black emperor.
Imágenes: M. C. Escher.

“Hay que desconfiar de los genios porque a veces se hacen los muertos…”


           
            El señor, el señor completo que era Facundo Cabral seguirá siéndolo, pero ya no en su tangibilidad. Y es que a alguien se le ocurre matar a los genios. Un día de repente ese alguien se levanta y decide convertir a algunos en leyendas, como si él pudiera decidir el momento en que se acaba una línea itinerante para convertirlo en horizontes transitables.

“Sos una leyenda viviente que se pasea graciosamente entre la biblia y el Pedro Páramo, entre el desierto y la Tierra del Fuego, entre Chagall y Octavio Paz.”

9 de julio de 2011, fecha de la muerte, del asesinato de Facundo Cabral. Una breve reseña de él, no de su asesinato, porque el mismo lo dijo: “el día que yo me muera no habrá que usar la balanza, pues pa’ velar a un cantor con una milonga alcanza…” y que la milonga sea eterna:

Nace el 22 de mayo de 1937, hoy tuvo 74 años. De La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina, mexicano por exilio en 1976 y empezó formalmente su vagabundeo del que se decía: “Facundo Cabral es un vagabundo "first class"” y que lo llevó a mas de 150 países, a cantar, como dicen, trovar; y en otros sólo a compartir su sabiduría embadurnada de humor negro, embarrada de Borges, protesta y contestatarismo. Anarquista no lo sé, lo dudo, más bien uno de los que a mí me caen bien: un creyente incrédulo.

“Facundo Cabral es la versión divertida de la Enciclopedia Británica.”

En el 70 creó la canción que se convertiría en su carta de presentación y la que fue su despedida: “No soy de aquí ni soy de allá”; dicen que en el último concierto que alcanzó a dar fue así también la última canción que interpretó: demuestra su filosofía según lo creo. La transcripción de la rola:

NO SOY DE AQUI NI SOY DE ALLÁ
(Versión de Jorge Cafrune)

Me gusta el sol, Alicia y las palomas,
el buen cigarro y las malas señoras,
saltar paredes y abrir las ventanas,
y cuando llora una mujer.

Me gusta el vino tanto como las flores,
y los conejos, pero no los tractores,
y el pan casero y la voz de Dolores,
y el mar mojándome los pies.

No soy de aquí..., ni soy de allá,
no tengo edad, ni porvenir,
y ser feliz es mi color de identidad.

Me gusta estar tirado siempre en la arena,
en mi matungo perseguir a Manuela,
o todo el tiempo para ver las estrellas,
con la María en el trigal.

No soy de aquí..., ni soy de allá,
no tengo edad, ni porvenir,
y ser feliz es mi color de identidad.
(Versión de Facundo Cabral - Estudio)

Me gusta el mar y la mujer cuando llora
las golondrinas y las malas señoras
saltar balcones y abrir las ventanas
y las muchachas en abril

Me gusta el vino tanto como las flores
y los amantes, pero no los señores
me encanta ser amigo de los ladrones
y las canciones en francés

No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad

Me gusta estar tirado siempre en la arena
y en bicicleta perseguir a Manuela
y todo el tiempo para ver las estrellas
con la María en el trigal

No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad


Otra Versión de Facundo Cabral:

'Me pongo el sol al hombro
y el mundo es amarillo
y si llueve, me mojo,
y no me enojo porque no encojo.

Una lechuga me basta y sobra
para hacer sombra
y qué me importa si no me nombran.

Limpio mi vagón de carga,
duermo una semana larga,
como una porción de pizza
y me vivo de la risa.

Me gusta andar
pero no sigo el camino
pues lo seguro ya no tiene misterio,
me gusta ir con el verano muy lejos
para volver donde mi madre en invierno
y ver los perros que jamás me olvidaron
y los abrazos que me dan mis hermanos,
me gusta, me gusta.'


Me gustas tú y el mundo que te acompaña
la primavera y los pastores de España
la libertad y aquel invierno de Holanda
entre Van gogh y Apollinaire

Me gusta el mar y el fuego que te delata
Alejandría y los antiguos piratas
el nacimiento permanente en Manhattan
y el desenfado de los blues

No soy de aquí, ni soy de allá...

Me gusta el sol sobre la Piazza San Marcos,
y la manera de esperar del tarasco,
el viejo grupo armando el nuevo cigarro,
y las mujeres de Aviñón

No soy de aquí, ni soy de allá...

                “Facundo Cabral es un médico del Alma. Es la primera versión del Internet, más lenta, pero más cálida.”



                Y lo que pasa es que según la historia esta rola se originó en la peda, un día con el Sr. Jorge Cafrune, así: a vuelo de pájaro, pero por suerte alguien la grabó y se pudo reproducir después de la laguna mental de Facundo. Cada quien la versión que más le guste.

                “Facundo Cabral es un ángel sin escrúpulos, un Woody Allen cristiano. Es el décimo tercer apóstol de Jesús.”

                Murió en Guatemala, en un atentado, era casi ciego, escribió para sí mismo “Fue mudo hasta los 9 años, analfabeto hasta los 14, enviudó trágicamente a los 40 y conoció a su padre a los 46. El más pagano de los predicadores cumple 70 años y repasa su vida desde la habitación de hotel que eligió como última morada”  pues no tenía una residencia fija. Algunos dicen que no tenía ni residencia propia y todos los premios que alguna vez obtuvo se los regaló a un amigo taxista suyo. Queda como deuda el nobel de la paz, que Oscar Arias Sánchez presidente de Costa Rica propuso para su atril.

                “Nos engañaron: nos invitaron a un concierto y era un milagro.”

                Curioso si denotamos que estuvo preso a los 14 años, debido a su agresividad, en parte originada por su alcoholismo que traía arrastrando desde antes de su pubertad. Pero aun así le consiguió trabajo a su madre al hablar con el presidente argentino Perón al burlar la guardia de la casa rosada, residencia del gobierno argentino. Pero lo entendemos perfectamente: todo revolucionario es un desadaptado, si no cómo podría ser un revolucionario.

                “Pensé que Facundo Cabral era argentino, al escucharlo comprobé que era patrimonio de la Humanidad. Se viste como vaquero pero habla como un profeta.”

                Huérfano de padre, que los abandonó un día antes de que Facundo naciera; precoz pues termina la educación en mucho menos tiempo del que se requería ese entonces, casi la mitad de este. Algunos dicen que lo hizo en tres años en lugar de doce. Y así, un año antes de quedar libre de la prisión decide escapar y caminar por el mundo. Pero esto fue más bien fortuito debido a su color de protesta.

                “Facundo Cabral es tan incalificable, como inevitable.”

                En el 96 la UNESCO lo declara mensajero de la paz, a este ex prófugo. Una vez conoció a Borges aunque consideraba hablar con él como hablar con Sócrates. Hace referencia a un breve dialogo con la madre teresa. En fin, así como es él y como era tal vez ahorita este burlando la guardia de los arcángeles para hablar con dios (o quién sabe, para cantarle otra canción de protesta).  

                “Me gustan los que se callan y me gustan los que cantan y de tanto andar conmigo me gusta lo que me pasa.”

                Esto no es una milonga, ni tango ni candombe. Esto difícilmente se acerca a una reseña de un personaje que algunos, en la música y en la literatura consideramos un genio, al artista, porque la persona era, ya se fue, el genio, el artista se quedó y como dijo Ernesto Sábato y una vez (o quién sabe cuántas) lo citó Facundo: “Hay que desconfiar de los genios porque a veces se hacen los muertos…”



Por Mictlantecutli Arriaga.